jueves, 24 de junio de 2010



Los Juegos Diana ya cunplen 76 años de vida , cuyo fundador a entregado y traspasado a generaciones, haciendo divertir a grandes y a chicos , comenta Enrique Zúñiga, nieto del fundador,los juegos recibieron ese nombre por el primer juego con el que comenzó este lugar.



El tiro al blanco, realizado con rifles alemanes marca Diana



Haciendo un poco de historia los juegos Dianas an pasado por altos y bajos , dentro de estos problemas fue en la epoca de la dictadura , ya que los clientes que acudian a los juegos no iba a ellos , ya que efectuaban redadas por los militares y la policia porque era el encuentro de los oposicitores al régime militar de la epoca.



Tiempo despues por los años noventa , fue la llegada de los Malls , de nuevos juegos electronicos modernos , consolas de juegos portatiles ,centros comerciales siendo otro dolor de cabeza para sus fundadores , ya que comenzaron poco a poco a no visitar los juegos dianas

Estos avances hacian presegiar el termino de estos juegos simple y entretenidos a cambio de la modernidad.

Una de las cosas positivas es que Enrique Zúñiga, quien además proyecta construir un centro cultural que cuente con un teatro, una sala para exposiciones y un café.



El local de San Diego cuenta con casi dos mil metros cuadrados de parque techado, donde se encuentran diversos tipos de máquinas electrónicas, como videos, simuladores y máquinas de baile. Sus principales atractivos, según las operarias del lugar, son el carrusel americano construido en 1908 y la rueda, juegos que se transformaron en los favoritos de varias generaciones.




A pesar de la permanente innovación y renovación de sus juegos de entretenimiento, y la competencia protagonizada por los malls y las consolas, el principal objetivo de Roberto Zúñiga -el de otorgar sana diversión a niños y adultos, en un ambiente seguro y agradable- es un lema que sigue vigente hasta el día de hoy en los juegos Diana.



Los entretenimientos "Diana" constituyen mi primer recuerdo de infancia, por ahí por los dos años, cuando mis padres me llevaron hasta su salón subterráneo en calle Huérfanos durante la primera mitad de los años setenta. No sé como puedo conservar memorias de esos años, pues escasamente los recuerdo, pero supongo que impacto de las máquinas del local de entretenciones habrá sido suficientemente fuerte para prenderse en la grabadora neuronal.




Puedo recordar una especie de bowling chiquito, donde los palitroques eran bajados en fila por un sistema mecánico. También había algo "parecido" a un videojuego, con un automóvil antiguo que uno manejaba en un volante.

La imagen parecía más una película en blanco y negro y no tenía ninguna relación con lo que estamos acostumbrados a ver desde las generaciones de juegos electrónicos siguientes al "Space Invaders" de 1977.



El nombre, mismo de la Diosa de la Cacería y la Naturaleza, provenía de una marca alemana de rifles lanza-plumillas, que tomó el dueño para colocárselo a su local.



Los bowlings, las poolinas, los dardos al blanco y después los taca-taca eran la antigua oferta de sano entretenimiento que siempre caracterizó a la firma.



En Parque Almagro, de San Diego, abrió un enorme local con características de feria de entretenciones, casi al lado de la Basílica de los Sacramentinos, sobreviviendo incluso a la gran remodelación urbana que se realizó allí en el sector durante los años ochentas. Ostenta la posesión de un símbolo notable: un carrusel gringo, de 1908, traído a Chile en la década del cuarenta. Algún día hablaremos de este centro de juegos.



En tanto, hacia 1974 retornó desde los Estados Unidos el yerno del señor Zúñiga, don Ignacio Moraga, quien se haría cargo de la empresa, dándole nuevos aires y poniéndola en la vanguardia de las casas de entretenciones, orientándola hacia el público infantil más o menos de edad escolar, que, a principios de los años ochentas, comenzaba a perfilarse como su principal clientela.